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Pianos digitales para el desarrollo artístico del estudiantado

«¡Abran las manos, levanten las manitas arriba de las teclas, izquierda, derecha, sube y baja, ese es el ritmo, ese es el bajo y la armonía!”, estas son las indicaciones que con mucho entusiasmo da José Francisco Herrera, instructor de música, al momento de ensayar el primer acorde DO Mayor con un grupo de estudiantes de quinto grado del Complejo Educativo General Fabio Morán, ubicado en el cantón Las Chinamas, Ahuachapán.

Al tocar el timbre para cambio de clase, seis chicos de quinto grado llegan corriendo e, inmediatamente, se ubican en sus posiciones para la clase de música que ese día inicia con las repeticiones de Do Mayor, un acorde nada sencillo, pero que (cuando se es principiante) es indispensable para tocar la mayoría de canciones.

Dos pianos digitales son el centro de atención de los estudiantes de quinto grado que se empeñan por aprender a presionar las teclas adecuadas, para lograr los sonidos de las melodías que su maestro de música les elige.

Ambos instrumentos son parte de la donación de mil pianos tipo Clavinet, que realizó la empresa coreana Booyoung al Ministerio de Educación (MINED), los cuales servirán para el reforzamiento de la enseñanza de la música, en el contexto de la formación artística que se implementa en instituciones educativas, de cara a potenciar la expresión del talento y la innovación estudiantil en más de 500 centros educativos a nivel nacional.

Por su parte, Cristopher, un chico de once años, de tez morena y largas pestañas, quien tiene enormes ganas de aprender a tocar el piano, sigue las indicaciones del profesor Herrera, un maestro que lleva once años transmitiendo sus conocimientos a niños y jóvenes del Complejo Educativo ubicado en las cercanías de la frontera con Guatemala.

«Me siento muy feliz. Gracias a Dios y al maestro de música que me enseña a tocar el piano y me presta sus melódicas para estudiar otras canciones en casa», dice Cristopher, quien ha practicado un poco más de dos meses, logrando interpretar melodías como “Llorando se fue”, “Los sonidos del silencio” y “Los ojos españoles”.

El profesor Herrera explica que «cuando un estudiante empieza a tocar un instrumento musical, en el cerebro hay una fiesta (como explosiones de colores) y eso significa que los sonidos musicales están penetrando y están haciendo cambiar todo el esquema físico; hasta los sentimientos de un niño, que puede tocar un instrumento, no son iguales a los que no lo tocan, porque la música conmueve, la música enternece los sentimientos, la música nos cambia por completo».

Como instructor musical, Herrera asegura que recibir los dos pianos digitales es una gran oportunidad para desarrollar el crecimiento artístico de los estudiantes: «Hay muchos niños que traen ese don natural de la música, pero sus familias no tienen cómo comprar un instrumento musical. Así que, gracias a Corea y al MINED, la escuela puede proporcionarles esa herramienta para florecer ese don; yo como maestro de música me siento feliz, me siento contento de poder ofrecerle a estos niños el camino para que ellos vayan sacando ese talento que Dios les ha dado. Así que estos instrumentos han venido a caer en buenas manos», afirma.

«Cuando nos entregaron los pianos, me sentí emocionado y, sinceramente, yo solo los había visto en fotografías y en televisión, y veía niños digitar los pianos con mucha habilidad… Yo no soy pianista y no sabía tocar un piano, pero ahora he pasado algunas horas practicando para poder transmitírselo a los niños. Para mí, ellos son muy importantes y darles clases se siente como que les estoy dando un millón de dólares a cada uno, me siento feliz», asevera.

Finalmente, Cristopher —junto a Julissa, Allison, Obed, Alejandra y Johanna— mueve su mente al compás de sus pequeñas manos, con la única intención de no fallar con el primer acorde DO Mayor y lograr que, al final de clase, la melodía suene tan bien en sus oídos, como en su corazón.

Publicado el 28-05-2021.